"El arte del descanso es una parte del arte de trabajar."
John Ernst Steinbeck.-
La hora de la galletaDesde mis primeros día en el canal, formé parte de la creación de una tradición que aún se mantiene: la hora de la galleta.
La rutina empieza desde antes de las seis de la mañana. A las cinco, ya la mayoría de quienes laboramos en las noticias estamos levantados, salimos de nuestras casas tras nuestro respectivo aseo personal y entramos a trabajar. Muchos comenzamos desde la madrugada a investigar los sucesos del día. Se realizan llamadas de aquí para allá, se navega en internet, se cumplen órdenes, se dan otras tantas, se reciben favores, se corre, se tropieza, hay caídas y resbalones en el mundo de la información que nos hacen levantarnos para volver la mirada. El tiempo siempre juega en contra.
Cuando queda menos de media hora para que salga al aire la emisión meridiana, todo el mundo está ocupado. Los "anclas" (o narrradores de noticias) dan las últimas correcciones a lo que los redactores hemos escrito. Los redactores, generalmente nos encontramos en los módulos de edición "montando" las noticias de último minuto con las que se abrirá el programa, mientras que los productores se encuentran pendientes de lo que falta y hacen el trabajo de todo aquel que necesite una mano. Aquello es un concierto del desconcierto caótico y organizado de un equipo que labora con una meta muy clara: brindar de la forma más fidedigna, clara y entretenida posible, la información de mayor interés a la audiencia.
Al final de aquel concierto en el que cada quien ha terminado de ejecutar su instrumento, es cuando la "música" comienza a escucharse. El televisor se enciende y en la mesa redonda de la sala de redacción, todos los presentes (aún alertas ante cualquier eventualidad que pudiera surgir) observan la pequeña pantalla.
- ¿Hoy quién trajo las galletas?
- Las traje yo.
La productora general pasa por la sala y sonríe. Supuestamente no está permitido comer en la sala de redacción, pero compartir galletas a la hora en que las noticias salen al aire dista mucho de un banquete. A veces siento que ese momento, sacia mejor el hambre que el almuerzo solitario que como en mi casa.
De mano en mano partimos, entre los presentes, galletas de fibra y de miel para que todos los que estén en ese momento puedan disfrutar de un pedazo (aunque sea pequeño). Es la hora de la galleta.
La productora se acerca sin disimular su sonrisa de complicidad, uno de los redactores le acerca un pedazo de galleta sin decir ni una sola palabra, ella la toma, se la lleva a la boca y sigue caminando hacia su oficina.
Acuario.-